Saltar al contenido

Corta la piel, por Xánath Caraza

 

 

Por Xánath Caraza

 

A Violeta le empezó a sangrar el dedo índice.  Las aspas de la procesadora de alimentos se le deslizaron por entre las manos enjabonadas.  El agua caliente no le permitió sentir el dolor. Sólo un hilo de sangre delgado corrió en el fregadero.  La noticia de la cancelación del TPS para los hondureños le revolvía el estómago. Antes a los salvadoreños y ahora esto.  “El mundo está de cabeza. El mundo es un caos”. Pensó. Terminó de lavar las aspas, las puso en el escurridor y abrió las ventanas al momento que un pájaro carpintero trataba de perforar la pared metálica de la casa de su vecino.  “El mundo está de cabeza. Ya los pájaros no distinguen entre el metal y la madera”. Un trinar entre las abundantes frondas la tranquilizó. Con el pulgar se quitó el coagulo que se le estaba formando. El dedo sangró de nuevo. Ahora sí sintió dolor.  Un tren anunciaba su llegada. El inconfundible silbato la retornó a su niñez en El Salvador. Un tren que les salvó la vida durante la guerra. Era muy pequeña pero recordaba cuándo los soldados tocaron a su puerta, a las de sus vecinos y comenzaron los disparos.  La sangre, las metralletas, la huida por el monte. Otra vez el pájaro carpintero. Ese sonido que no puede olvidar. El dedo le sigue doliendo. Oye entre las frondas el aletear de los pájaros.

 

 – Kansas City – Missouri –

 

Angustia – Clara Lieu